Una de las temáticas más relevantes en la historia del arte ha sido el estudio del espacio. Se han alcanzado grandes revoluciones como el descubrimiento de la perspectiva, la cual permitió la representación en tres dimensiones lineales, superando un universo medieval de tan solo dos dimensiones.  A finales del siglo XIX e inicios del XX, momento en que el arte abandona la mímesis por la naturaleza, los físicos concibieron al universo curvo y las vanguardias se encargaron de introducir el concepto de la cuarta dimensión: espacio – tiempo, en el arte moderno.  La teoría física de las cuerdas presume que el espacio puede ser diez, once o veintiséis dimensiones adicionales. 

Ante esta conjetura, imaginar la inclusión de otras dimensiones en un medio bidimensional como lo es la pintura, representan un reto fascinante tanto por aquello que comprendemos como por lo que desconocemos. Se han generado ciudades complejas utilizando el cubo como matriz. Es en esta perspectiva donde la curva adquiere un significado relevante ya que se suele relacionar al concepto de futuro. Esta asociación se observa en el desarrollo de la industria automotriz, la  industria aeroespacial o en la arquitectura contemporánea. La curva es la esencia mínima de la vibración, estado natural del espacio. La manipulación de la línea recta nos permite liberar los límites de los objetos y los conceptos.

Mi propuesta nace desde el ejercicio de la pintura, reflexiona sobre el equilibrio de la geometría en un espacio multidimensional que se contrae y se expande. Busco conciliar estructuras racionales lineales con formas orgánicas curvas. Cada fragmento es un estudio al óleo con la paleta blanco Titanio, negro Marfil y pardo Van Dyck.

La exposición se inaugurará el jueves 2 de marzo a las 5:00 pm y estará abierta al público hasta el 6 de abril de 2017.

Andrés Moreno Hoffmann

Artista